martes, 4 de junio de 2013

LECTURAS COMPLEMENTARIAS 10° BIM II

LECTURAS COMPLEMENTARIAS 10° BIM II

Lea cuidadosamente los textos propuestos, despliegue un vocabulario e identifique la idea central de cada párrafo.

Como el padre Buda, la sociedad contemporánea parece empeñada en impedir que sus hijos se enteren de que existen la enfermedad, la vejez y la muerte. Al menos en occidente cunde una suerte de religión de la salud, de la juventud, de la belleza y de la vida que contrastan con el carácter cada vez más dañino de la industria, cada vez más mortífero de la ciencia y de la economía. El instrumento principal de este culto es la publicidad, que cotidianamente nos vende una idea del mundo de la cual tienden a estar excluidos todos los elementos negativos, peligrosos o inquietantes de la realidad. Bellos jóvenes atléticos y felices pueblan ese universo de papel y de luz donde nadie sufre tragedias que no pueda resolver el producto adecuado, donde nadie envejece jamás si usa la crema conveniente, donde nadie engorda si toma la bebida que debe, donde nadie está solo si compra los perfumes o cigarrillos o autos que se le recomiendan, donde nadie muere si consume bien.

Este curioso paraíso de bienestar y belleza y confort, tal vez no tiene parangón en la historia de las religiones, que siempre derivaron parte de su poder de recordarle al hombre sus limitaciones y lo patético de su destino. Pero yo me atrevo a pensar que aun las religiones más despóticas e indeseables se empeñaban en salvar al hombre, eran sinceras incluso en sus errores y sus extravíos, y en cambio, esta opulenta religión contemporánea no es más que la máscara infinitamente seductora de un poder inhumano, que desprecia ostentosamente al hombre y al mundo y que ni siquiera lo sabe.

Esta extraña potestad ha descubierto lo que descubrió Schopenhauer, que el destino del hombre no es más que una cadena de apetitos que siempre se renuevan, un anhelar que no encuentra jamás su saciedad definitiva, un girar eternamente en la rueda de la necesidad y en la ilusión de satisfacerla. Pero ese descubrimiento, que puede llevar a un filósofo a proponer la valoración absoluta de un instante, el gozo de lo efímero, y la exaltación del deseo que “siempre recomienza” – como el mar de Valery -, ha llevado a la industria a aprovechar esa condición humana para los atroces designios de una acumulación ciega y sórdida. Los valores que la humanidad exaltó durante siglos como formas ideales o especialmente gratas de su existencia, la juventud, la salud, la belleza, el vigor, termina siendo utilizados como señuelos para inducir a los hombres a un consumo cada vez más artificial e injustificado.

Vemos a esas hermosas muchachas que vacilan entre el pudor y la ostentación, en la más tentadora de las fronteras; vemos eso jóvenes andróginos que copian los gestos de los mármoles clásicos; vemos parejas como sorprendidas en los umbrales del amor y el deseo; todo es allí tentación y sensualidad, todos esos cuerpos están ofrecidos, a la vez como promesas y como paradigmas de una vida plena y feliz en la que nunca cesa el ritual, donde la plenitud no tiene pausas, donde el amor no vacila, donde la vitalidad no fatiga y la belleza no parpadea, en su estudiosa eternidad de fotografías y películas comerciales, y nos parece que hay una legión de seres trabajando para nuestra felicidad. La magia homeopática funciona. Llegamos a pensar que esa bebida gaseosa nos hará bellos, que esa crema nos hará jóvenes, que esa bicicleta estática nos hará perfectos, que ese alimento nos hará inmortales; y nuestra existencia llena de imperfecciones, y vacíos, y soledades, parece tocar por un instante el incontaminado reino de los arquetipos.

Pero pasa el consumo y la vida sigue su combustión y su desgaste. Renacen los apetitos y no acabamos de entender por qué hay algo en nosotros cada vez más insatisfecho, algo que parece cada vez más indigno y más derrotado. Tal vez nunca seremos tan bellos, aunque compremos todo lo que nos venden, tal vez nunca seremos tan saludables, tan serenos, tan exitosos, tan admirados, tan ricos. Las ilusiones que nos obligan a comprar se revelan inaccesibles, pero finalmente la falla no estará en los opulentos arquetipos sino en nuestra imperfección.

Tomado de Ospina, W. (1994). Es Tarde para el Hombre. El Canto de las Sirenas (fragmento).
Editorial Norma.

Es hielo abrasador, es fuego helado

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño Amor, éste es tu abismo.
¡Mirad cual amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

Francisco de Quevedo.

En: http://topicosclasicos.blogsome.com/2005/08/27/es-hielo-abrasador-es-fuego-helado/

LÁZARO COMIENZA SU APRENDIZAJE

En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo servía para adestrarle, me pidió a mi madre y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano.

Él respondió que así lo haría y que me recibía no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo.

Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí, y cuando nos hubimos de partir yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendición y dijo:

-Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto: válete por ti.

Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba.

Salimos de Salamanca y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal y, allí puesto, me dijo:

-Lázaro, llega el oído a este animal y oirás gran ruido dentro de él.

Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:

-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.

Y rió mucho la burla.

Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba. Díjeme entre mí:

"Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo voy, y pensar cómo me sepa valer."

Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostró jerigonza. Como me viese de buen ingenio, holgábase mucho y decía:

-Yo oro ni plata no te puedo dar; mas avisos para vivir muchos te mostraré.

Y fuese así: que después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adestró en la carrera de vivir.

Anónimo. Vida de Lazarillo de Tormes. Panamericana. 2012

Vocabulario:
Adestrarle: servirle de guía.
Gelves: batalla en la isla de Gelves que está frente a Túnez.
Par de la piedra: junto a la piedra.
Jerigonza: lenguaje especial.
Holgábase: se alegraba.

A CIERTA DAMA QUE SE DEJABA VENCER DEL INTERÉS ANTES QUE DEL GUSTO

Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,
La sangre de su pecho vierte en vano,
Vende Lice a un decrépito indïano
Por cien escudos la mitad del lecho.

¿Quién, pues, se maravilla deste hecho,
Sabiendo que halla ya paso más llano,
La bolsa abierta, el rico pelicano,
Que el pelícano pobre, abierto el pecho?

Interés, ojos de oro como gato,
Y gato de doblones, no Amor ciego,
Que leña y plumas gasta, cient arpones

Le flechó de la aljaba de un talego.
¿Qué Tremecén no desmantela un trato,
Arrimándole al trato cient cañones?

Luis de Góngora. (1.608).

En: http://www.poemas-del-alma.com/luis-de-gongora-a-cierta-dama-que-se-dejaba-vencer.htm

La prosa del siglo XVI

En el siglo XVI, el concepto de historia era diferente al actual, pues no se le consideraba ciencia, sino arte. Se narraban bellamente los sucesos, combinando la realidad con la leyenda, sin preocuparse mucho por la objetividad o la imparcialidad.

Se distinguían dos tendencias: Imitar los clásicos grecorromanos y la historia popular, que trataba los temas sencillamente, a través de romances y leyendas. Se destacaron los historiadores Florián de Ocainpo con Crónica general de España y Jerónimo Zurita con Anales de la Corona de Aragón.

La novela

Durante los siglos XVI y XVII aparecieron obras narrativas que se conocían como novelas, pero que no los son en el sentido moderno de la palabra. Eran obras escritas en prosa, en las cuales se narraban acontecimientos imaginarios, con el fin de divertir al lector. La novela española comienza a tomar forma en el Siglo de Oro, hasta culminar en la verdadera novela moderna: Don Quijote.

Durante el Renacimiento se han distinguido varias clases de novelas:

Novela de caballería: Idealiza la vida guerrera. Ya había triunfado en Europa y muchas de las españolas son traducciones y algunas otras imitaciones. Pero luego, la novela de caballería se nacionalizó con obras como Amadís de Gaula, Tirante y Pamermes.

Surgida a finales de la edad media, tuvo enorme acogida a comienzos del siglo XVI. Fue criticada por autores como Santa Teresa y Fray Luis de Granada; pero fue Cervantes con Don Quijote, quien le dio el golpe de muerte a los caballeros andantes.

Novela morisca: Las novelas históricas tuvieron su mejor expresión en los temas moriscos. Se originaron en los romances fronterizos o moriscos. Una obra sobresaliente: Las guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita.

Novela sentimental: Tomando los preceptos franceses sobre el amor cortés de Andrés el Capellán y exagerándolos, presenta historias de amor donde la dama es inalcanzable y el sufrimiento del enamorado es el centro de la obra. Se destacan: Grisel y Mirabella y La Cárcel de Amor.

Novela pastoril: Con gran influencia italiana, hacen recordar el mundo bucólico de las églogas. Presenta los amores de los pastores y describe el campo de una manera idealizada, con abuso de sentimentalismo y de lágrimas. Como ejemplo, La Diana Enamorada de Gil.

Novela picaresca: Ocasiona un cambio, tanto en personajes, tema, argumento, como en la técnica narrativa. Presenta los aspectos negativos de España y prefiere el realismo. En el siglo XVI, sobresale El lazarillo de Tormes.

Cronistas de Indias: El descubrimiento de América dio mucho tema para los descubridores españoles que sentían la necesidad de comunicar, de dar noticia de sus hallazgos. Además de Cristóbal Colón, muchos otros viajeros descubridores escribieron sus experiencias; recordemos los más destacados:

• Gonzalo Fernández de Oviedo (1478 - 1 557). Historia general y natural de Indias.

• Fray Bartolomé de las Casas (1474 - 1 566). Historia general de las Indias.

• Francisco López de Gómara (1512 - 1562). Historia general de las Indias.

• Bernal Díaz del Castillo (1492 - 1581). Verdadera historia de los sucesos de la conquista de la Nueva España.

• Pedro Cieza de León (1518 - 1560). Crónicas de/Perú.

Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1490 - 1564). Naufragios.

• Gonzalo Jiménez de Quesada (1499 - 1579). Epítome de la conquista.

Novela de caballería

Tuvo su máximo desarrollo en España entre los siglos XIV y XVII, y en su momento también se llamó libro de caballerías.

Muy semejantes a las novelas de aventuras, los libros de caballerías se basan —según Gonzalo Torrente Ballester— en la odisea de un caminante que se enfrenta a múltiples azares —batallas, desafíos, amores, pérdidas, reencuentros y tránsitos—, normalmente en un espacio lejano y exótico. Un rasgo bastante común en estas obras es que el autor afirma que el texto procede de un manuscrito encontrado; de ahí la parodia que realiza Cervantes al respecto en el Quijote, cuando alude a que el texto lo ha sacado de una traducción que un morisco hizo de un texto de un historiador llamado Cide Hamete Benengeli.

La obra más representativa del género se considera “Amadíz de Gaula”, pues tuvo una amplia difusión y acogida entre el pueblo español, tanto en la aristocracia como entre el público popular. El Amadís de Gaula presenta los ideales caballerescos a través de episodios y aventuras en los que se ensalzan las virtudes de los héroes. Además contó con varias secuelas, entre ellas una versión facsimilar que incluye una aventura de Amadíz en las indias, de la que aún se conserva un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Bogotá.

CUESTIONARIO

1. ¿Cuáles son las principales expresiones de la literatura española del Renacimiento?

2. Explique la diferencia entre la novela moderna y las “novelas” del siglo XVI.

3. Diseñe un esquema acerca del Conceptismo (Francisco de Quevedo) que incluya: definición, características, autores y obras.

4. Diseñe un esquema acerca del Culteranismo (Francisco de Quevedo) que incluya: definición, características, autores y obras.

5. ¿Cuáles son las principales características de la Picaresca y cuál es su importancia en la historia de la literatura?

6. Diseñe un esquema, que indique características, similitudes y diferencias entre los textos expositivos, argumentativos y narrativos.

7. ¿Cuál es la importancia del Quijote en la historia de la Literatura española?

8. Indique, a través de un esquema, ¿Cuáles son las características principales de la pintura española del Renacimiento y Barroco?

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