martes, 24 de mayo de 2011

TALLER DE REFUERZO EVABIM II 10°



CUESTIONARIO

Lea cuidadosamente el siguiente fragmento y responda:


NIÑECES DE ESPLANDIÁN.

Habiendo Esplandián cuatro años que naciera, Nasciano el ermitaño envió por él que gelo trujesen, y él vino bien criado de su tiempo; e viólo tan fermoso, que fué maravillado, e santiguándolo, lo llegó a sí, y el niño lo abrazaba como si lo conociera. Entonces hizo volver al ama, e quedando allí un fijo que de la leche criara a Esplandián; y entrambos estos niños andaban jugando cabe la ermita; de que el santo hombre era muy alegre, e daba gracias a Dios porque había querido guardar tal criatura. Pues así acaeció que, siendo Esplandián cansado de folgar, echóse a dormir debajo de un árbol, e la leona –que ya oiste que algunas veces venía al ermitaño, y él le daba de comer, cuando lo había –vió al niño e fuése a él e andovo un poco al derredor oliéndolo, y después echóse cabe él; y el otro niño fué, llorando, al hombre bueno, diciendo cómo un can grande quería comer a Esplandián. El hombre bueno salió e vió la leona, e fué allá. Mas ella se vino a él, falagándolo; e tomó el niño en sus brazos, que era ya despierto, e como vió la leona, dijo: «Padre, fermoso can es éste. ¿Es nuestro?» –«No», dijo el hombre bueno, «sino de Dios, cuyas son todas las cosas.»– «Mucho querría, padre, que fuese nuestro.» El ermitaño hobo placer e díjole: «Fijo, ¿queréisle dar de comer?» –«Sí» dijo él. Entonces trajo una pierna de gamo que unos ballesteros le dieran; y el niño dióla a la leona y llegóse a ella e poníale las manos por las orejas e por la boca. E sabed que de allí adelante siempre la leona venía cada día e aguardábalo, en tanto que fuera de la ermita andaba. E de que más crecido fué, dióle el ermitaño un arco a su medida, e otro a su sobrino; e con aquéllos, después de haber leído, tiraban, e la leona iba con ellos, e, si herían algún ciervo, ella gelo tomaba; e algunas veces venían allí algunos ballesteros, amigos del ermitaño, e íbanse con Esplandián a cazar por amor de la leona, que les alcanzaba la caza, y de entonces aprendió Esplandián a cazar.

Jünemann, Guillermo. Historia de la literatura española y antología de la misma. Herder. Madrid. 1913.

16. El texto está escrito en:

A. Un idioma desconocido.

B. Lengua antigua.

C. Castellano antiguo o español medieval.

D. Romance.











17. La historia narrada hace referencia a:

A. Un ermitaño

B. Un guerrero que lucha por defender su vida y la de su pueblo.

C. Un valiente niño que aprende a cazar.

D. El rey de Castilla.



18. Una particularidad del español medieval que puede evidenciarse en el texto es:

A. El uso de adjetivos.

B. La relación entre la vida del caballero y los ideales de la nobleza.

C. El uso de la f en vez de la h.

D. El uso de figuras retóricas.



Lea, analice y responda:

.....Capítulo VIII. .. ......



Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación.



En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo: y así como Don Quijote los vio, dijo a su escudero:

—La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien piense hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojo comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente sobre la faz de la tierra

—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.

—Aquellos que allí ves —respondió su amo — de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

—Bien parece —respondió Don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo, quítate de ahí y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.



Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:



—No fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.



De Cervantes Saavedra Miguel. Don Quijote de la Mancha. Barcelona. Edicomunicación S.A., 1990.

19. El texto anterior hace referencia a:

A. Una aventura.

B. Una carrera.

C. Una lucha.

D. Una hazaña.



20. Las aventuras de Don Quijote son representativas en la literatura universal, entre otras razones porque:

A. Están escritas en castellano antiguo y cuentan la historia de un loco.

B. Fueron escritas por una de las figuras más representativas de la literatura universal.

C. Narran la historia de un caballero andante, pobre, demente y viejo.

D. Proponen una nueva forma narrativa que no se limita a cultivar un solo género.



21. Según el texto, las motivaciones de Don Quijote son sobre todo:

A. Servir a Dios y quitar el mal de la tierra.

B. Hacerse famoso.

C. Matar gigantes.

D. Enseñarle a Sancho los ideales de la caballería.



22. Son expresiones propias de la literatura española del renacimiento:

A. Moaxajas y Jarchas.

B. Novela sentimental y novela pastoril.

C. Mitos y leyendas.

D. Relatos de guerra y cantos épicos.



23. La principal diferencia entre el lenguaje utilizado en el fragmento “Niñeces de Esplandián” y el fragmento del Quijote es:

A. El uso reiterativo de la f.

B. El cambio en la conjugación verbal.

C. El uso de las mayúsculas.

D. El relato de aventuras.



24. Como ya sabe, en el renacimiento existieron diferentes expresiones literarias denominadas “novelas”. Estas son con respecto a las novelas modernas:

A. Iguales en estructura y temática.

B. Distintas, se les llama novelas (sentimental, pastoril, morisca…) pero difieren en estructura y temática de las novelas modernas.

C. Similares en temática, pero por ser del renacimiento más extensas.

D. Similares en temática, extensión y estructura; pero diferentes en técnicas narrativas.

25. Los textos referenciados en esta prueba tienen similitudes porque todos son:

A. Argumentativos.

B. Informativos.

C. Narrativos.

D. Expositivos.

26. Teniendo en cuenta lo anterior, son características del texto expositivo:

A. Objetividad, claridad y orden.

B. Subjetividad y argumentación.

C. Expresión de sentimientos y sensaciones.

D. Cohesión y léxico complejo.



27. Son ejemplos de texto expositivo:

A. Ensayo y reseña.

B. Carta, noticia, circular.

C. Cuento, novela, poema.

D. Ensayo, monografía y tesis.



28. Son elementos del ensayo:

A. Inicio, nudo el desenlace.

B. Objetividad y subjetividad.

C. Propósito, tema, y argumentos.

D. Título, entradilla y cuerpo.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS
 
Es hielo abrasador, es fuego helado


Es hielo abrasador, es fuego helado,

es herida que duele y no se siente,

es un soñado bien, un mal presente,

es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,

un cobarde con nombre de valiente,

un andar solitario entre la gente,

un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,

que dura hasta el postrero paroxismo,

enfermedad que crece si es curada.

Este es el niño Amor, éste es tu abismo.

¡Mirad cual amistad tendrá con nada

el que en todo es contrario de sí mismo!

Francisco de Quevedo.

http://topicosclasicos.blogsome.com/2005/08/27/es-hielo-abrasador-es-fuego-helado/


EL JARDÍN DE LAS SOMBRAS

Álvaro Chaves



El Amor ha crecido ciego sin contar las horas,

Sin soñar en las semillas del tiempo, ni en su cosecha.

Ernest Dowson



El sendero se hacía cada vez más estrecho, un presentimiento llenaba el aire y el corazón se henchía con dolor. Las piedrecillas del camino indiferentes a los pasos eran impasibles, ni un ruido ni siquiera un chasquido en ese largo sendero, como la muerte abalanzándose, como la muerte acechando.

Pero el aroma era cada vez más fuerte, miles de flores lloraban miles de olores y todos penetraban el pecho como la nostalgia, todas ellas bailaban y se retorcían en un esfuerzo redentor. No se las podía ver, aún lejanas y perdidas en una distancia mediada por el tiempo, un tiempo que se acortaba como a cada paso la vida.

Ahora la cercanía era la vela de un barco en el horizonte, el jardín se insinuaba difuso entre la oscuridad más inaudita y entre un blancor que cegaba. Los aromas eran ya presencias, palparlos no era difícil, unos eran largos como lianas de una selva hirsuta, otros redondos como frutos de la madre selva. ¡Qué cortos los pasos, qué cortos los años! Una eternidad toda encogida entre las piedras del sendero, un sendero indiferente, como la muerte en una vela o cuatro cirios rodeando el lecho postrero.

¡Por fin! ¡Por fin el jardín! Un jardín lleno de flores, de plántulas, de helechos y de sueños. Por fin el jardín tan deseado, lleno de colores y de formas pero… pero… ¿qué pasaba? ¿Por qué no se veía nada? ¿Por qué entre sombras las alfombras de flores se ocultaban? ¡El jardín de las sombras todo lo tenía pero nada lo mostraba!

Teoría de Dulcinea
Juan José Arreola

En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta. Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de hazañas, embustes y despropósitos.

En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.

El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire.

Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca. Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.

FIN

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